Hace pocos días pudo verse en los high stakes un hecho insólito. Daniel Negreanu, uno de los jugadores más importantes del Póker online, jugó extremadamente mal, perdiendo en pocas manos 100.000 dólares.
Poco antes de la partida había publicado en su cuenta de Twitter que se disponía a tomar un avión con una buena resaca después de haber estado bebiendo con sus amigos unas botellas de sake. Horas después del escándalo, Negreanu escribía otro tuit asegurando que le habían hackeado la cuenta de correo.
En el famoso foro de poker TwoPlusTwo se sucedieron las bromas sobre la posibilidad de que Negreanu había estado jugando borracho y tirando el dinero, y que posteriormente había tratado de encubrirlo patéticamente, diciendo que le habían robado la cuenta.
Finalmente Negreanu comentó en el propio foro que le habían suplantado la identidad. Aseguró que, mientras estaba de viaje, el hacker había estado jugando con su cuenta en PokerStars. Explicó que le habían hackeado la cuenta de correo, y de ahí sacaron las contraseñas de la cuenta de póker, una cuenta que ya había recuperado.
Esto lleva a plantear una duda. Si el propio embajador de la sala más grande del mundo es vulnerable a estos ataques, ¿qué medidas de precaución tendremos que tomar?